Una de las máximas de Joan Forcades, el preparador físico de Rafael Nadal y Carlos Moyà, es: “La fuerza rejuvenece, la resistencia envejece”. Este será seguramente también el lema de Julio Tous, que comparte escuela de pensamiento y filosofía sobre el entrenamiento de fuerza con su amigo Forcades y la aplica diariamente en el Juventus, la Vecchia Signora del fútbol italiano, cuyos jugadores, comenzando por el renacido Pirlo, bien podrían recordar el título de una vieja película de Howard Hawks después de cada sesión muscular y gritar: “Me siento rejuvenecer”.

La calidad del rejuvenecimiento de uno de los grandes de Italia pasó su gran prueba el sábado en San Siro, donde empató (polémica incluida) ante el Milan un partido que, por primera vez desde hace seis años, desde calciopolis y la relegación a Segunda del equipo turinés por las turbiedades de Moggi, tuvo el carácter de clásico con todos los ingredientes. A falta de 13 jornadas, manda en la Liga el equipo de Berlusconi por un punto, aunque con un partido menos los de la familia Agnelli.

Ningún otro jugador vivió el clásico como Pirlo, el cerebro en el campo, que llegó a la Juve a comienzos de esta temporada a coste cero y proveniente del Milan, en el que había jugado diez años como fijo. La fortaleza física de Pirlo, de 32 años, una efervescencia desconocida —“siento más fuerza en las piernas que nunca”, dice—, es una de las pruebas más tangibles de la validez de los métodos que Tous predica hace una década, desde que los puso en práctica por primera vez a alto nivel en el Barça de 2003, el primer año de Frank Rijkaard y Ronaldinho. Pirlo es precisamente uno de los jugadores que con más ganas practica, una vez a la semana al menos, en el gimnasio especial que Tous ha diseñado para la Juve. Pirlo cree en el método y lo exige. Es un entusiasta de las poleas cónicas, de los yoyós de inercia, de las plataformas vibratorias que provocan una inestabilidad inesperada, de las superficies inestables, de los balones gigantescos de goma sobre los que se practica la propiocepción, la coordinación, las capacidades sensorio-motoras…

“Se trata de una metodología con identidad propia, en constante evolución, que incorpora los últimos avances”, dice Forcades; “no se trata de comprar una máquina novedosa, sino de la correcta integración de los distintos medios partiendo de la idea fundamental de que las capacidades neuromusculares junto con las coordinativas y cognitivas son la columna vertebral de la propuesta. Todo esto implica un entrenamiento personalizado a las necesidades del jugador para que pueda desarrollar todo el talento que atesora”.

Tanto Forcades como Tous, siempre que hablan, recuerdan que la semilla de su método la plantó hace décadas Paco Seirul·lo, actual preparador físico del Barça de Pep Guardiola, en el invicto Barça de balonmano de Valero Rivera. De él aprendieron también que la clave no está en el aparato, sino en su uso, en la variabilidad permanente de los ejercicios que se proponen al futbolista, movimientos nuevos, basados en la teoría de la complejidad, para fomentar las adaptaciones y evitar las mesetas de forma.

El equipo de preparadores físicos de la Juve está liderado por Paolo Bertelli y junto a Tous también destaca en él Roberto Sassi, hermano del llorado fisiólogo Aldo y conocido en España por su trabajo en el Valencia y el Atlético. Sassi dirige el Training Check, taller que garantiza que la metodología de trabajo tenga una línea conductora desde el equipo más joven de la base hasta el primero. Entre todos han puesto a disposición de Antonio Conte —el capitán en la época dorada y el técnico del renacimiento, un entrenador conocido como Il Martello porque no deja que nadie se relaje y transmite a los jugadores lo que significa la Juve— una de las plantillas que, como Pirlo este año, menos lesiones ha sufrido en el calcio, un 50% menos que en la temporada anterior, según cálculos de La Stampa. Una bendición para el fútbol de presión constante y desgaste que propugna El Martillo y que tanto sufrió el viejo Milan.