Con un proyecto piloto en el que colaboran dos universidades y desarrollado en el segundo trimestre de 2017, la Federación ya tiene primeras conclusiones

En la Real Federación de Fútbol de Madrid preocupan y mucho las lesiones de sus afiliados. Y más las que afectan al fútbol base y formativo. Por ese motivo, y en colaboración con dos universidades madrileñas con la que existe plena sintonía (la Universidad Camilo José Cela y la Universidad Autónoma de Madrid) y uniendo el incondicional apoyo de la delegación madrileña de la Mutualidad de Futbolistas, se ha puesto en marcha en la temporada que acaba de concluir (entre marzo y junio de 2017) el ‘Proyecto de Prevención de lesiones de fútbol base en la Comunidad de Madrid’.

Jose AngelJosé Ángel García Redondo, máximo responsable de los preparadores físicos en la directiva del Comité Madrileño de Entrenadores, aportó sus conocimientos, experiencia y se encargó de formar el equipo que ha dado forma al proyecto.

Esta primera puesta en marcha es un estudio piloto, pero ya ha arrancado con todos los medios necesarios para obtener unas conclusiones válidas que aporten luz y hagan vislumbrar la necesidad de continuar e incrementar el proyecto.

Minimizar lesiones es el objetivo. Y en la Mutualidad existe la inquietud desde hace unas temporadas y más con el uso generalizado de césped artificial en prácticamente todos los partidos de fútbol base federado.

En la Universidad Camilo José Cela y en la Universidad Autónoma de Madrid, profesores e investigadores como Carlos Balsalobre, Víctor Paredes, Blanca Romero o José María Moya, comandados por García Redondo, han estado muy pendientes de ayudar en ese terreno a la Real Federación de Fútbol de Madrid desde una base científica.

Así, en junio de 2016 se arma el proyecto y desde  septiembre del mismo año se tienen reuniones periódicas con la Mutualidad para que se disponga de material, modo de intervención, clubes en los que aplicar el estudio y fecha de inicio.

El 28 de febrero de 2017 se aborda el estudio en la Agrupación Deportiva Colmenar Viejo con 200 futbolistas de las categorías alevín, infantil, cadete y juvenil. Y una semana después, se inicia igualmente en el Madrid CFF con 100 jugadoras para que el estudio recoja igualmente las incidencias en el fútbol femenino en un club especializado en el fútbol para niñas y mujeres.

El estudio consiste en un ensayo clínico aleatorizado, donde los participantes son divididos en dos grupos: el grupo control que sigue con la misma rutina de entrenamiento y el grupo intervención que realiza durante 8 semanas sesiones de calentamiento estandarizado dirigido a la mejora de las variables neuromusculares de rendimiento y a la prevención de lesiones.

Los beneficios esperado de la intervención es el aumento de fuerza, incidiendo en la mejora del salto, del perfil fuerza-velocidad, de la asimetría y de la capacidad propioceptiva.

Con herramientas y aplicaciones, algunas creadas por los propios investigadores del proyecto como el Myjump2 de Carlos Balsalobre, se hace un primer estudio individualizado de todos los jugadores y jugadoras que refleja el peso, la talla, así como datos de equilibrio, de fuerza y de velocidad de ejecución.

Ocho semanas después, y tras decidir y fijar unos calentamientos específicos antes de los entrenamientos al grupo de intervención, y manteniendo al de control sus calentamientos, se vuelven a hacer las mediciones de la prevaluación del primer día del estudio y se obtienen las conclusiones.

Este año, y en una experiencia que es piloto, se ha podido comprobar, según indica Elena Isla, doctora de las selecciones femeninas de la RFFM y otra de las investigadoras del proyecto, que es necesario incidir en ejercicios de fuerza y salto y que es primordial la necesidad de la supervisión profesional de entrenadores y preparadores físicos para la buena ejecución del estudio.

El objetivo que se plantean ahora es el de continuar el proyecto, aportando toda mejora posible y una base científica que permita obtener conclusiones definitivas para minimizar las lesiones a través de los calentamientos y entrenamientos adecuados. Todos los investigadores que forman parten del proyecto creen que son necesarios e imprescindibles dos años de seguimiento y estudio.

En este primer estudio en la temporada 2016-2017 han colaborado igualmente en las mediciones, evaluaciones y conclusiones un grupo de alumnos y alumnas de las universidades colaboradoras, entre los que se encontraban Carmen Repullo, Daniel Varela, Jaime González y Ángel Cuéllar.

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