iniesta

“Con el paso de los años, el ser humano, debido a la fragilidad de sus habilidades intelectuales y emocionales, incorporará mutaciones genéticas dañinas para su intelecto”

Gerald Crabtree (Director del Lab.de Genética de la Univ. de Stanford)

Hoy no toca hablar de fútbol. Entiendo que ya han sido suficientes las tertulias y columnas atendidas desde que el partido más esperado por algunos llegó a su fin. Suficientes los expertos que analizaron y destriparon lo acontecido en el Santiago Bernabéu. Suficientes las alabanzas, pero sobre todo críticas, arrojadas desde la cómoda y protectora barra del bar. Suficientes los menosprecios profesionales desde el anonimato de una red social o el sillón blindado de un plató televisivo. ¡Que más podía añadir alguien como yo!.

Los argumentos del debate futbolístico, si es que en algún momento lo hubo, no solo se agotaron pronto, sino que fueron sustituidos por el interés destructivo del mal gusto. El porqué de la constante superioridad zonal de un equipo sobre otro, la determinación de los errores cometidos en cada uno de los goles encajados, las razones que llevaron a la supremacía de un estilo sobre otro, dejaron paso rápidamente a injustas conjeturas de color rosa como la dieta de un entrenador infiel a sus principios, la insurrección de un vestuario, la tiranía de un presidente o la entonces imprescindible valía del jugador que antes de jugar nadie quería ver alineado.…¡si hasta el día de descanso postpartido fue criticado!.

¡Qué harto estoy de la libertad de opinión! ¡Como me cansa comprobar que en el fútbol, todo vale!

¿Imagináis que cualquiera pudiese entrar en la sala de un quirófano y le dijese al cirujano por donde tiene que abrir al operado? Si es una opinión más, igual que la del doctor, ¿por qué no íbamos a tenerla en cuenta o respetarla?, ¿por qué escandalizarse?, ¿por qué ha de  parecer un atentado contra los derechos humanos invitarle a que abandone el hospital acompañado de su ineptitud para operar?.

La libertad de opinión, inalienable y necesaria, ¡se nos va de las manos!. Refugiados en nuestros derechos olvidamos nuestras obligaciones. Nos auto convencemos de que estamos capacitados para opinar abiertamente sobre cualquier cosa y no caemos en la cuenta de que antes, para eso, la lógica evolutiva humana nos exige SABER de lo que opinamos. Pensar que el hecho de pagar una entrada o haber visto muchos partidos por TV conlleva poder criticar y menospreciar el trabajo de los implicados es un atentado contra los avances emocionales del hombre. Permitir que niños en la grada, a imagen y semejanza de sus mayores insulten y hagan ascos, el fiel reflejo de esta peligrosa involución.

Se de lo que hablo. He perdido muchos partidos y espero que me queden muchos por perder. Convivo a diario y conozco de primera mano contextos injustos cuyo único objetivo pasa por destruir sin el mínimo respeto por el esfuerzo diario e implicación de los criticados. Sin el mínimo intento de conocer en profundidad aquello sobre lo que se opina. Sin la mínima intención del comprender el por qué se actuó de una manera u otra.

Y es que, así como la libertad de opinión, cual paradigma evolutivo, debería de empezar a estar bajo vigilancia,  los argumentos infundados y los insultos injustificados deberían comenzar a rendir cuentas ante el saber, y por qué no, ante la sociedad.

Estimados amigos, yo que probablemente no soy ejemplo de nada, os animo a que empecéis a exigir al de al lado. No permitas que este se refugie en un supuesto derecho moldeado a interés. Si quiere opinar que lo haga, pero que sea desde el  conocimiento y sobre todo desde la educación. Solo así, creedme, podemos frenar los terribles efectos de esta a priori inofensiva gota malaya.

Ya para terminar con estas catastrofistas líneas propias de todo Lunes postderrota, y por justicia con la humanidad, señalar que una pequeña luz de esperanza brilló el Sábado a favor del ser humano futbolístico, un efímero pero significativo gesto que me hace creer que en lo que a educación y saber todavía, todo es posible…mi paisano, el que mejor entiende esto del balón, salió aplaudido y ovacionado ante la afición del eterno rival….una pena que haya que ser tan bueno como él para que el sentido común reine más frecuentemente por los campos de fútbol de nuestro país.

¡Sed felices amigos!

Fuente: http://www.futbolcontextualizado.com/blog/?p=851