Arrancamos 2014, y por desgracia, observamos como muchas cosas siguen sin atisbar sospecha de cambio. La primera, concerniente a mi juicio particular,  es que mi sinceridad profesional parece irremediablemente avocada a la decepción, pues como seguiréis comprobando a lo largo del año, no me cansaré de “opinar” sobre aquello que me rodea de la manera más neutral que mi contexto me permita (es cierto que la neutralidad cuando hay personas por medio no existe), sin importarme las salpicaduras que ello me pueda acarrear…

Para leer el artículo completo pinchar AQUI