Cada dos años los principales futbolistas europeos, y por estos entiéndase los internacionales que defienden a sus selecciones nacionales, se someten a un sobreesfuerzo en forma de torneo internacional: Eurocopa y Mundial. Si bien es cierto que es una cita esperada de una forma muy especial por jugadores y aficionados, no lo es menos que desde el punto de vista de los preparadores físicos y recuperadores de lesiones conscientes de que esto puede suponer más de un contratiempo y muchos quebraderos de cabeza.

Este tipo de citas deportivas, por su relevancia y exposición a nivel mundial, son un magnífico escaparate y un perfecto escenario que los jugadores utilizan para saciar sus egos y ambiciones deportivas (no olvidemos que es muy difícil encontrar un gran futbolista que no venga con un gran ego debajo del brazo). Pero no olvidemos el contexto general en el que se enmarcan: son jugadores de primerísimo nivel que vienen con 50/60 partidos a sus espaldas, jugados la mayoría con una espada de Damocles sobre sus cabezas. Esto obviamente hipoteca la planificación de la temporada anterior y posterior y supone un reto para los profesionales encargados de velar por la optimización física , mental y emocional de las plantillas de los clubes europeos (preparadores físicos, fisioterapeutas, readaptadores, psicólogos…).

Hemos visto jugadores que se machacan y agotan hasta la última bala para recuperarse de largas lesiones y llegar a punto para la Euro (David Villa o Ibrahim Affellay, con mejor suerte para este último), jugadores que realmente han dicho basta, muscularmente hablando (Lampard, Barry, Terry…), y otros, la mayoría, que llegan con el depósito fisicoemocional en reserva y el consiguiente aumento del riesgo de lesión. Todo esto pone en peligro el correcto devenir de los plazos de entrenamientos y descansos que tanto miman los preparadores físicos y juega en contra de un principio del deporte, extrapolable al resto de facetas de nuestra vida: todos los procesos requieren su tiempo y mantener la mens sana in corpore sano de los jugadores, no iba a ser menos.

Y a todo esto, el 19 de Agosto (sí, han oído bien) empieza nuestra liga de nuevo y muchos equipos se juegan el balance económico anual o los primeros títulos de la temporada a golpe de eliminatoria previa de Champions, Supercopas varias…etc. Y por si queda algún despistado, en 2012, también tenemos Juegos Olímpicos…

En fin, que no parezca lógica la saturación del calendario competitivo es una cosa, pero de ahí a renunciar a los pingües beneficios que reportan las innumerables competiciones en juego, dista un mundo. Así pues señores, the show must go on, caiga quién caiga y le pese a quién le pese.

Pedro Gómez – www.futbolcontextualizado.com