“Tal vez a uno le interesen un cuerno los premios individuales, igual que los Oscar a Woody Allen, pero para que la excusa de no presentarse a las ceremonias tenga peso hace falta un mínimo de coherencia y no que varíe según el resultado. Es preferible usar como excusa el catering que suicidarse de orgullo, como si tener un premio fuera a cambiar en algo las propias capacidades o Borges dejara de ser Borges por no haber ganado el Nobel”.  (Santiago Solari)

¡Lo tengo amigos!, al fin di con la incógnita que resolverá nuestra ecuación futbolística en estos meses de desenlace y evaluación. La X que hará que nuestro contacto esté en el móvil del secretario técnico de turno. La Y que nos permitirá seguir en activo una temporada más y probablemente en mejores condiciones. La cuadratura del círculo que nos protegerá de críticas y menosprecios.. ¡sí!, ¡la tengo y la voy a compartir con vosotros! , aunque el día de mañana podáis ser quienes me quitéis el puesto de trabajo, ¿o acaso pensáis que sería justo  guardarla para mí solo?.

Siempre lo tuvimos delante ¡y era tan sencillo!… el dedo siempre estuvo apuntando a la luna, pero nosotros nos empeñamos en buscar la metodología ideal entre las falanges del índice, un  sistema de juego invencible en la palma de la mano, el mejor camino para llegar a un destino que se nos estaba señalizando perfectamente desde el primer momento. Dimos rodeos haciendo más km de los necesarios, recogimos a los más pintorescos autoestopistas… ¡hasta pagamos peajes innecesarios! ¿No era más fácil alzar la mirada y obedecer a las señales que hace dos siglos los  británicos levantaron?

Sí amigos, la victoria es la emperatriz de los selenitas. Ganar lo cambia todo. El número de victorias es el único termómetro que determina nuestro grado de valía. Si este domingo mi equipo logra ascender a segunda división, el entrenador, el cuerpo técnico, los jugadores,  seremos, irremediablemente y sin lugar a dudas, mejores y más capacitados profesionales, entrenaremos mejor y optaremos a mejores condiciones en años venideros. Tendremos nuestro móvil jadeante de recibir algunos oportunistas e interesados mensajes (muchos también serán sinceros, por supuesto), los periodistas querrán escuchar qué es aquello que tan bien hicimos, nuestro secreto, y como colofón de vanidad probablemente aumentemos en algunos cientos nuestra cuenta de twitter. Noventa minutos son los culpables de nuestro juicio final, una única hora y media…¡qué importan las 250 sesiones de entrenamiento que acumulamos durante la temporada!.

Por el contrario, como no subamos de categoría, como nuestros jugadores se equivoquen y perdamos, no solo se pondrá en duda a mi persona y a los de mi entorno sino que todo lo que hicimos hasta ahora nunca será tomado como ejemplo de cómo se deben hacer las cosas, nuestro móvil morirá de soledad y nos retuitearán alguna que otra crítica o menosprecio. Es la a veces frustrante paradoja con la que convivimos, se puede ser héroe o villano habiendo actuado exactamente del mismo modo, pues la trituradora del fútbol no entiende  de hacer las cosas ni  bien ni mal, tan sólo ansía inhalar el aroma de la victoria. Ganar no es que sea lo más importante sino que es lo único. El fútbol no entiende  ni de memoria ni compasión, únicamente escucha al presente, por eso son tantos los que en base a los éxitos de esta temporada, se atreven a  señalar a Mou y Pep como insuficientes entrenadores de ideas desfasadas.

Entre tanto, como ganar lo es todo, nos inundan la cabeza con ideas donde el fin siempre justifica los medios, ¡qué más da cómo lo hagamos!, que importa si nuestro sentir futbolístico manifiesta un desprecio evidente por el balón, siempre podremos abrigarnos en el pretexto barato del “con lo que tengo no puedo hacer nada más” pues  todo acabará siendo válido en la medida que nuestro casillero aumente de 3 en 3. Y sí, yo podré negarme a entender el juego de este modo y defender mil y una pamplinas referentes a la esencia y belleza de nuestro deporte, pero tarde o temprano acabaré descalabrado por aquellos a los que para despedirme les basta únicamente con leer el resultado en cualquier diario deportivo.

Y es que en realidad, desconozco el por qué me sigo sorprendiendo. Si el desconocimiento de la ley no exime de su cumplimiento, tampoco la ignorancia en relación al lugar donde nos metíamos autoriza a criticar la manera en la que está montado este tinglado y  la sociedad mediocre que por muchos costados lo envuelve, donde la excelencia del compañero de al lado es vista con recelo e incomodidad…¡no vaya a ser que deje al descubierto nuestras carencias!!. Así siempre será más fácil quitar de en medio al invasor que atenta contra nuestra seguridad que imitar su esfuerzo, dedicación y valía, de igual modo que siempre será mejor para mi cuenta corriente ganar partidos sea como sea, independientemente de las emociones que pueda llegar a transmitir al público, si al final lo único que decantará la balanza de renovación hacia uno u otro lado será mi casillero de puntos.

Aves rapaces que sobrevoláis ansiando el tropiezo del excelente para abalanzaros sobre su maltrecho cuerpo golpeado por la derrota.. ¡Seguid volando!.. los antiki taka siempre necesitarán dianas para entrenar su juego directo.

Lo sé amigos, escribir para que se entienda es complicado y tal vez hoy con este nueva tentativa de sentires personales haya añadido un nuevo  intento frustrado a mi lista. Quedaos con esta frase, pues podría resumir perfectamente toda esta espesura de palabras que hoy me dio por escribir. La suerte es importante, pero su necesidad es inversamente proporcional a la preparación.

 

Un abrazo amigos!!

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