‘’El pasto crecía en los estadios vacíos. Pie de obra en pie de lucha: los jugadores uruguayos, esclavos de sus clubes, simplemente exigían que los dirigentes reconocieran que su sindicato existía y tenía el derecho de existir. La causa era tan escandalosamente justa que la gente apoyó a los huelguistas, aunque el tiempo pasaba y cada domingo sin fútbol era un insoportable bostezo.

Los dirigentes no daban el brazo a torcer, y sentados esperaban la rendición por el hambre. Pero los jugadores no aflojaban. Mucho les ayudó el ejemplo de un hombre de frente alta y pocas palabras, que se crecía en el castigo y levantaba a los caídos y empujaba a los cansados: Obdulio Varela, negro, casi analfabeto, jugador de fútbol y peón de albañil.
 Y así, al cabo de siete meses, los jugadores uruguayos ganaron la huelga de las piernas cruzadas. Un año después, también ganaron el campeonato mundial de fútbol.
Brasil, el dueño de la casa, era el favorito indiscutible. Venía de golear a España 6 a 1 y 7 a 1 a Suecia. Por veredicto del destino, Uruguay iba a ser la víctima sacrificada en sus altares en la ceremonia final. Y así estaba ocurriendo, y Uruguay iba perdiendo, y doscientas mil personas rugían en las tribunas, cuando Obdulio, que estaba jugando con un tobillo inflamado, apretó los dientes. Y el que había sido capitán de la huelga fue entonces capitán de una victoria imposible.’’
Pero, sepamos un poco más acerca de esta historia, qué fue lo que sucedió en las entrañas de ese tremendo estadio para que las estadísticas quedasen aparcadas, y sucediese lo improbable, lo que muy pocos esperaban que sucediese: En el Mundial de 1950, el ‘cinco de Uruguay’ levantó el ánimo a sus compañeros cuando vio que estos se acongojaban en el túnel de vestuarios ante el ruido ensordecedor de los 203.850 espectadores que animaban sin parar a Brasil en Maracaná. “No piensen en toda esa gente, no miren para arriba, el partido se juega abajo y si ganamos no va a pasar nada, nunca pasó nada. Los de afuera son de palo y en el campo seremos once para once. El partido se gana con los huevos en la punta de los botines”, les dijo a sus compañeros.
Siempre he mantenido que los pequeños detalles son los que marcan realmente la diferencia, más aún si te encuentras en momentos especiales como una final de un mundial de fútbol, y aquí sin duda lo que hizo declinar la balanza a favor de Uruguay fue la fortaleza mental que exhibió Obdulio Varela, ejerciendo de auténtico líder de la selección uruguaya, marcando las directrices de lo que debían hacer para tener opciones de alzarse con el título de campeones del mundo de fútbol, haciendo de la selección de fútbol uruguaya un bloque que permaneciese unido y fuerte, para que los errores que se puedan cometer del tipo que sea, afecten lo menos posible.
Si empezamos a analizar los estímulos que inciden en la fortaleza mental, no sólo de un futbolista sino de cualquier persona, yo destacaría los siguientes:
Autoestima
Debemos tener consolidada una buena autoestima, de lo contrario cada error que cometamos en nuestro trabajo, en nuestras relaciones personales, incidirá directamente en el ego, llegando a experimentar situaciones nada apetecibles que nos llevan a un estado de desmotivación, frustración, rabia, tristeza.
Autoconfianza
Se debe tener plenitud de confianza en uno mismo, porque sólo de esa manera podremos rendir al cien por cien. Además, para confiar en otras personas primero debemos empezar por confiar en uno mismo.
‘’Los grandes momentos nos vienen de grandes oportunidades, eso es lo que habéis ganado esta noche, un partido. De diez partidos nos ganarían nueve, pero no el de esta noche. Hoy patinaremos a su altura, y no les dejaremos marcar, tenedlo claro. Hoy somos el mejor equipo de hockey del mundo, nacisteis para ser los mejores, todos y cada uno de vosotros, estabais predestinados a encontraros aquí esta noche, hoy os toca. Este es vuestro momento, salid ahí y aprovechadlo.’’

Discurso de Hebert Paul Brooks, previo a la final de hockey hielo que disputaron Estados Unidos y la Unión Soviética en los Juegos Olímpicos de invierno.Tolerancia a la frustración

Sin duda, aquí también tiene que venir una gran parte del trabajo hecha desde casa. Podemos intentar entrenarles mentalmente, educarles, pero la persona en su casa tiene que haber adquirido unos buenos valores, que no siempre puede ser lo que uno quiere, y que existen las mismas posibilidades de vencer que de perder, porque ambas forman parte del juego.
‘’Cuando uno lucha con todo el corazón que tiene, con toda la fuerza que tiene, durante tantos meses, sin cometer  ni un solo error tanto el equipo como yo, creo que hay que estar orgullosos.’’
Declaraciones de Fernando Alonso, tras finalizar el GP de Brasil 2012.
 Perseverancia
Va ligada a la fuerza de voluntad. Se debe tener una gran capacidad de constancia y perseverancia en el esfuerzo, lo que implica muchas horas de trabajo, privarse de otro tipo de ocios, sacrificar tu vida privada; a parte también de saber combatir los amargos sentimientos que te proporciona la derrota cuando la competición no sale como uno quisiera.
‘’He fallado más de 9000 tiros en mi carrera. He perdido casi 300 juegos. 26 veces han confiado en mí para tomar el tiro que ganaba el juego y lo he fallado. He fracasado una y otra vez en mi vida y eso es por lo que tengo éxito.’’
Michael Jordan
Diversión
Jamás se nos puede olvidar por qué hacemos lo que ejercemos, y la razón es muy sencilla: Porque me gusta y lo disfruto. Nunca debemos olvidarlo, porque así evitaremos caer en la monotonía.
‘’Salgan a jugar y disfruten.’’
Johan Cruyff
Manejo de las emociones
Hay que impedir que tomen protagonismo las emociones negativas, tales como la vergüenza, la frustración, la rabia, porque irremediablemente nos lleva a un estado de desmotivación, desvía la atención de nuestros verdaderos objetivos, y es un gasto innecesario de energías que podríamos invertir en otra tarea realmente productiva. Vean esta conversación entre Toni Nadal y Rafael Nadal, previa a la final del Open de Australia que posteriormente ganaría, haciendo un tremendo esfuerzo:
‘’Mira-dijo-, ahora son las cinco y media y cuando salgas a la pista, las siete y media, te aseguro que no te sentirás mejor. Es posible que incluso te sientas peor. De modo que depende de ti sobreponerte al dolor y al cansancio y armarte del valor que necesitas para ganar.
Toni-contesté-, lo siento pero no puedo. Es sólo eso, que no puedo.
No digas que no puedes-replicó-, porque cualquiera que cave con profundidad suficiente siempre acaba por encontrar la motivación que necesita para hacer lo que sea. En la guerra se hacen cosas que parecen imposibles. Imagínate que en el estadio hay un tipo sentado detrás de ti, apuntándote con una pistola y diciéndote que, si no corres sin parar, apretará el gatillo. Me juego lo que sea a que echas a correr. ¡Así que muévete! Encontrar la motivación para ganar es decisión tuya. Es tu gran oportunidad. Por muy mal que te sientas ahora, es probable que nunca vuelvas a tener una oportunidad de ganar el Open de Australia como la que tienes hoy. Aun en el caso de que no tengas más que el uno por ciento de probabilidades de ganar este partido, aprovéchalo, exprime hasta la última gota ese uno por ciento-Toni me vio vacilar, vio que le escuchaba y siguió presionando-. Recuerda esa frase de Barack Obama, ‘’Yes, we can!’’ Pues cada vez que cambies de lado repítelo, porque ¿sabes qué? La verdad es que sí puedes. Lo que no puedes es permitirte un fracaso porque te falle la voluntad. Si pierdes, que sea porque tu rival juega mejor, pero no porque no sepas rendir al máximo. Sería un crimen. Aunque no harás eso, lo sé. Siempre has dado lo mejor de ti y hoy no va a ser una excepción. ¡Puedes Rafael!¡Puedes de verdad!’’
Manejo de los pensamientos
Nuestra mente está siempre funcionando, trabajando, y es por esta razón por la que es primordial educarla, para que sepa desechar cualquier pensamiento negativo de modo que en ella sólo se alojen pensamientos positivos y productivos para nuestra formación, como persona y como trabajador.
‘’La preocupación priva a la mente de gran parte de su poder y, antes o después, acaba dañando el alma.’’
Por último, quisiera concluir esta publicación con la siguiente frase de un auténtico genio:
‘’La inteligencia sin ambición es como un pájaro sin alas.’’
Salvador Dalí.