Por Pedro Gómez (Preparador Físico Albacete Bpie – @pf_gomez)

abdominales sin balon

Aunque el ajetreo de la competición me impida escribir en este blog con la frecuencia que me gustaría y las derrotas de mi equipo deslegitimen cualquiera de mis opiniones, creo poder encontrar fuerzas suficientes en el día de hoy para humildemente advertir, a todo aquel que a entrenar se dedique, del peligro cegador al que ciertos modismos parecen estar abocándonos.

En nuestro intento por comprender la manera en la que el ser humano construía su aprendizaje nos dimos cuenta de que sin un nexo de unión que diera sentido a los estímulos presentados ni una emoción que generase necesidad e interés manifiesto por aprender,  difícilmente nuestros jugadores podrían asimilar e interiorizar la información que en nuestros entrenamientos creímos estar inyectando.

Así, convencidos de que nuestra tasación docente comenzaría a revalorizarse, acabamos con todo atisbo de entrenamiento analítico e invitamos a sentar cátedra en nuestra aula futbolística al entrenamiento integrado que con su buen vestir y cuidada oratoria consiguió encandilarnos durante unos cuantos años, hasta tal punto que incluso las abdominales con el balón en las manos había que hacer.

Atendidas (al menos en parte) emoción y significatividad, comprendimos que nuestra labor todavía seguía inacabada pues aumentar el disfrute y el tiempo de juego con balón durante nuestros entrenamientos no parecía suficiente para asentar y transferir aprendizajes. La especificidad contextual a la que estábamos sometiendo a nuestros jugadores durante la semana no era todo lo cercana posible a la realidad competitiva que se encontrarían el Domingo, y esto, además de no parecer bueno,  dificultaba (o eso nos vendieron) que nuestros jugadores pudieran extrapolar comportamientos por similitud ya vivenciada y volver a resolver problemas ya antes resueltos.

Por aquello de la neuroplasticidad cerebral…. se nos convenció de tener que estimular con nuestras tareas aquellas conexiones neuronales, individuales y colectivas, que a buen recaudo se darían durante la competición, para que de este modo, los buenos de nuestros jugadores pudieran identificar inconsciente y rápidamente el qué, el cómo y el cuándo de sus acciones futuras… y la bombilla del 11×11 como único medio de entrenamiento por su mayor nivel de especificidad empezó a brillar y encandilar con toda fuerza.

La sonrojante  bobada de hacer abdominales con balón fue sustituida por una mentira mejor tejida pero de similar y endeble cojera: el 11×11 es el único medio de entrenamiento lícito y verdaderamente útil, el fútbol reducido es una pérdida de tiempo y por supuesto, la preparación física no existe.

pep

¡Que la vehemencia e hipérbole que encierran algunas de mis frases no os confunda!.

Os prometo que soy consciente de que a veces, en mi intento de acercaros a determinados extremos reflexivos para facilitar la comprensión de mi postura no consigo más que enmarañaros  en abismos de inconsistencia e imprecisión… ¡Tranquilos!  Que nadie piense que estoy aquí para derrumbar los avances que tanto nos costó alcanzar en los últimos años. ¡Claro que creo en entrenar de acuerdo a nuestro modelo de juego!, ¡Claro que estoy convencido de que hay que exponer a nuestros jugadores a situaciones lo más cercanas posible a las que nos vamos a encontrar!, ¡Claro que me apasiona desarrollar tareas con alta especificidad capaces de estimular aquellas conexiones neuronales concretas y necesarias para el juego!, pero…

…¡Claro que también creo que no solo de especificidad viven nuestros jugadores!.

Dentro de “mi método de trabajo” (prefiero hablar de “manera de pensar actual”) suelo diferenciar y clasificar las tareas de entrenamiento en base a su proximidad con el juego (especificidad). Sostengo, y todavía no se por qué, que un 60 % aproximadamente del tiempo total de entrenamiento debe de dedicarse a tareas de alta especificidad, tareas donde se trabajen situaciones reales y cuya transferencia a priori, sea mayor. El 40 % restante estaría conformado por un 25-30% de tareas integradas con una menor especificidad con respecto a NUESTRO FÚTBOL, pero una alta especificidad con EL FÚTBOL (posesiones con principios de juego genéricos, partidos reducidos sin objetivos colectivos específicos, rondos, finalizaciones…etc.). El otro 10-15 % sería para trabajos preventivos o complementarios con una puerta abierta a trabajos analíticos individuales con una mayor predominancia condicional.

Este 30-40% del tiempo dedicado en mis entrenamientos, ninguneado por muchos y sobrevalorado por otros presenta, a mi modo de ver,  muchas ventajas, y no solo físicas (que las tiene y han sido demostradas por la ciencia) y no sólo tácticas (que también las tiene) sino ¡emocionales!, ¡a nivel de sensaciones!.

Sentimientos de mayor esfuerzo y disfrute generado por tareas “integradas” donde el jugador,  expuesto a una menor demanda cognitiva, puede centrarse en pasárselo bien haciendo aquello que verdaderamente le gusta sin que nadie le diga cómo tiene que hacer lo que tan bien ya sabía antes de que nosotros llegásemos… tareas que brindan un espacio de expresión satisfactoria para aquellos que por unas razones u otras no encuentran su lugar en tareas de mayor complejidad…jugadores que necesitan terminar la sesión habiendo transpirado mucho y a los que sólo lo analítico parece aliviarles…

…SENSANCIONES amigos SENSACIONES.

Y es que no podemos adornar nuestro discurso con conceptos como complejidad, contexto, especificidad, si no atendemos a estas tan necesarias cuestiones EMOCIONALES, porque al ser importantes para el jugador también forman parte de la famosa realidad individuo-colectivo-entorno, y si no me creen, pregúntenle a ellos, olvidad aquello de que el jugador es tonto y no sabe lo que necesita e intenten escucharlo de vez en cuando…bajaos de una vez por todas de esa burra que os hace creer que vosotros sois los intelectualmente maduros, los que tenéis la fórmula y que vuestros jugadores son meras y necias herramientas con las que poder expresar vuestra erudición futbolística.

Termino por hoy, aunque prometo volver, reiterando mi convencimiento absoluto de lo imperioso de crear tareas de alta especificidad que construyan regularidades colectivas susceptibles de expresarse en competición… (esto es innegociable), pero también me ratifico en lo ventajoso de encontrar momentos a diario donde poder bajar el volumen de complejidad.

Lo importante amigos, y no lo olvidéis, es saber para qué hacemos las cosas y tener claro que determinadas tareas, aunque aporten poco o nada al esperado juego colectivo, están saciando la sed emocional de muchos de nuestros jugadores permitiendo a su vez que sus cabezas y piernas (de las que tanto depende nuestra valía), se encuentren (no se si físicamente) mejor preparadas.

Entretanto y por si acaso, me permitiré la licencia de daros un consejo que hace unos días un buen amigo me dio…”Intenta siempre rodearte de listos, que para tontos ya estamos nosotros”

Un fuerte abrazo!!

Fuente: http://www.futbolcontextualizado.com/blog/?p=793