Sin título La testaruda Individualización del entrenamiento

¡Qué bien se aprendieron la lección del profesor Darwin algunos!, ¡qué manera de desmarcarse para perpetuar su especie!, ¡qué poco les queda a aquellos que entienden el entrenamiento de una manera natural, coherente y sin apenas maquillaje!…

¡Sí amigo!,  te guste más o menos, nuestro mundo se tiñe con aires de hostilidad. Encontrar un espacio donde poder hacerte fuerte, intocable y así sobrevivir, se torna, al parecer, en el primer objetivo de muchos, a los que su fanatismo metodológico somete a cautiverio todo atisbo de inteligencia. Y sí, ya sé que me dirán que somos muchos para pocos puestos, que o parecemos más aptos o no sobreviviremos,  pero lo siento, supongo que seguir siendo un romántico me retiene a la hora de lanzarme a las garras de este embudo futbolístico en el que algunos se desenvuelven con facilidad.

Se nos iluminó la bombilla y nos convencimos de que si hacíamos triples sesiones difícilmente alguien podría ser más trabajador y responsable que nosotros, pues 4 al día podrían saturar mucho al jugador,..sedujimos a los diarios deportivos narrándoles nuestras hazañas cargando depósitos de energía en tan sólo 6 semanas…acariciamos el cielo con nuestros picos de forma…y por fin, y de una vez por todas, alcanzamos el éxtasis de mano de  nuestras estaciones polar y receptores gps….¡a ver quién se atrevía a mirar hacia arriba e intentaba hacernos sombra ahora!.

Así con todo, la borrachera de halagos a la que esta ascensión meteórica y celestial nos arrastró, nubló nuestra percepción y nos hizo confundir  a los verdaderos protagonistas de este embrollo, lo cual no tuvo consecuencias mientras estuvimos dormidos, pero derivó al despertar en una resaca aterradora donde los golpes, incluidos los de estas humildes y recapacitadas líneas, empezaron a venir de todos lados.

¡Y sí! Puede que yo no sea ejemplo de nada…pero mis sensaciones y experiencias actuales me animan a quitarme el cinturón (aunque corra el riesgo de perder los pantalones y ser juzgado por muchos compañeros de profesión, aunque solo sea por consideración con la honradez profesional que algún día decidimos perder)…ya que estoy convencido de que, muchos de nuestros “inventos”, como el de la individualización (con el que hoy me dispongo a discutir), merecen castigo y reorientación.

Exacto, parece que ahora o individualizamos todo en nuestros entrenamientos o acabaremos perdiendo el privilegio de pertenecer al selecto club “de los buenos”, cada jugador su carga, su intensidad, sus pulsaciones, sus distancias, todo perfectamente calculado, todo afinadamente controlado….¿nadie cayó en la cuenta de que esto siempre se ha dado en los entrenamientos, inclusive en los de aquel que tú piensas que es indigno de nuestra profesión?, ¿a nadie se le ocurrió que el jugador como ser complejo, inteligente y adaptativo que es, ya se encargará de encontrar la manera de ajustarse lo mejor posible al entorno?, ¿de verdad que nadie reparó en que el jugador ya hace lo que sabe hacer y para lo que está preparado y que no se le va a ocurrir hacer aquello en lo que no está cómodo?, ¿pensáis que a Xabi Alonso , Pirlo, o a Iniesta se les pasa por la cabeza tirarse la mayor parte del tiempo durante una tarea haciendo múltiples sprints repetidos?, ¿os imagináis a Leo Messi recorriendo12000 metros durante un entrenamiento del FC Barcelona?, ¿qué osada mente se atreve a pensar que el jugador nos necesita a nosotros para que desde fuera individualicemos lo suyo de dentro?.

cru La testaruda Individualización del entrenamiento

El jugador, en búsqueda de una mayor eficiencia, se auto organiza constantemente, y lo hace de manera individual en convivencia con un  colectivo…no necesita un manual de autoayuda escrito por alguien ajeno a su ser, sus particularidades, sus experiencias y sus sensaciones. Nada más irreal por tanto que pretender individualizar su comportamiento desde la banda. Ya se encargará él por sí mismo de encontrar las coordinaciones particulares que mejor se adapten a lo que es como individuo y a lo que el entorno y la tarea le exijan (o es que os atreverías a decirle a Beckham que eche el cuerpo hacia delante para golpear con mayor precisión  los libres directos). Ya le empujarán sus affordances particulares a percibir las posibilidades que tiene de éxito haciendo las cosas de un modo u otro (no sufráis que a vuestro portero no se le ocurrirá hacer chilenas).

La única individualización que a día de hoy alcanzo a ver pasa por colocar al jugador en las zonas donde se vaya a encontrar el domingo, acercarlo y juntarlo con aquellos que tendrá cerca durante la competición, alejarlo de aquellas labores para las cuales todavía no encontró adaptación, distanciarlo de patrones cerrados que limiten su creatividad…dejarlo, al fin y al cabo, ser él mismo facilitándole contextos donde pueda expresar lo que ya de por sí mismo es junto a sus compañeros…¿o es que nos pensamos que antes de que les entrenásemos nosotros no acumulan en su mochila miles de horas de práctica “individualizada”?.

Supongo que seré un escéptico sin remedio, pero cada vez me creo menos eso de que “enseñamos” algo al jugador…como mucho nos considero agentes facilitadores, que a base de una óptima valoración contextual e individual, brindan oportunidades al futbolista para poder expresar en el campo aquello que mejor saben hacer. En consecuencia, condicionar condicionamos, pues al fin y al cabo somos los que les colocamos en un sitio u otro potenciando una serie de comportamientos u otros…pero lo siento amigos míos, en la tecnología todavía no se encuentra ni la respuesta ni por supuesto, la individualización.

Para terminar con esta corta y probablemente infecunda reflexión, me gustaría recordar algo que comentaba el otro día José Antonio Marina en su genial entrevista con Risto Mejide, y en la cual, defendía el filósofo que el cachete al aprendiz era un buen recurso educativo siempre y cuando se realizase en un entorno de amor y afecto….¡Defensores de lo vuestro!, ¡que nadie se me moleste por tanto!, aunque mi sinceridad me expone a la crítica, os aseguro que las bofetadas de las que algunos me acusan de atizar con frecuencia, siempre son con cariño…creedme compañeros…¿o es que los padres que de vez en cuando sueltan un azote  no quieren con locura a sus hijos?

Abrazo fuerte amigos!!

Hazte con un ejemplar de “El fútbol ¡no! es así” en: http://www.futbolcontextualizado.com/

 

Sacado de: http://www.futbolcontextualizado.com/blog/?p=709