(Carta dirigida al futuro balón de oro del año 2030)

Estimado amigo…

¡El fútbol se nos muere!…y tú nos tienes que ayudar a rescatarlo.

Sé que eres muy joven y que tu inocente perspectiva todavía no se vio contaminada por completo de las grandes epidemias que acechan y amenazan a nuestro tan apreciado juego, pero me gustaría, a través de estas también contagiadas palabras, advertirte de los vendavales contra los que tendrás que lidiar en un futuro no muy lejano.

Ten presente, que más pronto que tarde, y con toda seguridad, llegará el día en el que un señor de traje quiera hacerte creer que no entiendes nada de este juego, entre otras cosas, porque querrá justificar a los que le pagan su imprescindible utilidad.

El día en el que estos mismos señores de corbata se coloquen medallas a costa de lo que tú ya sientes y sabes hacer tan bien con la pelota, haciendo creer al mundo que lo haces  es gracias a lo que ellos te enseñaron e inculcaron.

Aterrados por tu posible impulso de hacer aquello que siempre hiciste con tus amigos, llegará el momento en el que todo lo que te apasiona y entusiasma del balón, sea engullido y vomitado por el impaciente y esperpéntico  negocio del ganar a toda costa, sin importar la forma, ¡como si para ti no fuese ya lo suficientemente serio ganar en el patio de tu colegio!.

Y es que, sustituir la calle por las “escuelas de fútbol” y creernos que podríamos construir vuestro aprendizaje fueron los primeros estrujones que le asestamos a la soga que hoy tanto nos ahoga.

Sí, el fútbol se nos muere y todos los que ahora creemos ser autoridades del mismo por el simple y a veces casual hecho de ejercer nuestra labor cerca de un campo de fútbol, somos cómplices de este alevoso atentado a la esencia del juego, pues nuestra vanidad y suficiencia se empecinan en arrebatar el protagonismo a los que verdaderamente merecen aparecer en la foto.

Entretanto, te imagino delante de tu televisor, vibrando y emocionándote al ver jugar a Iniesta, Messi, Ronaldo.., ajeno al chaparrón que se te viene encima , absorto por la magia invulnerable que se forja en el momento que el balón empieza a rodar y a pasar de unos pies a otros…  pero ignorante también (en tu caso perdonable), al igual que muchos de los actuales ilustrados del balompié, de que estos a los que todos aplaudimos y que hoy en día son los mejores, ya lo eran cuando tenían 9 años como tú.

Me temo, y creo que no andaré muy desorientado, que reconocer esta aterradora realidad supondría poner en duda nuestra presumible utilidad a la hora de enseñaros a vosotros, los mejores del mañana, cómo tenéis que jugar al fútbol… ¡pero sí amigo!, te darás cuenta de que corroborar esto no vende ni periódicos ni noticiarios, y tus entrenadores, por ser quien serás, querrán hacerse un hueco en la pequeña pantalla y poder decir que hubo un día en que te enseñaron a jugar.

Entonces..¿Qué quieres que haga yo?, sospecho que te preguntarás..

Lo más importante: el fútbol necesita que tengáis presente que sin vosotros no es nada y que ningún interesado hombre de negocio tiene autoridad profesional para arrebataros la esencia del mismo a los que sois verdaderos protagonistas de este juego.

Que recuerdes que lo que expresas en un campo de fútbol, es algo que TÚ siempre has tenido dentro y que nadie te ha imbuido a través de ningún tipo de transfusión neuronal.

Pero sobre todo, este deporte necesita que sigáis jugándolo, donde sea, como sea y cuando sea. Que seáis vosotros los que autoconstruyáis vuestro conocimiento del juego a base de experimentar a diario. Que las dos piedras que marcan la portería tengan el mismo estimulo emocional al sobrepasarlas que las redes de tu idolatrada escuela de fútbol. Que las soluciones encontradas a los infinitos problemas que te presentará el juego nazcan de tu adaptación personal a las circunstancias a base de jugar hasta las tantas de la noche, regañinas de tu madre y pantalones rotos. Que colabores y cooperes con tus compañeros de pandilla para resolver los problemas que el terreno irregular, el balón descosido y los árboles del parque os presentará cada tarde que quedéis a jugar, que tus elecciones estratégicas nazcan del sentido común y no de los deseos caprichosos de entrenadores que buscan hacer feliz su ego ¡esto acabará haciéndote más inteligente!.

En definitiva, que todo lo que aprendas del juego (pasar, regatear, chutar…) sea a través de tu vivenciación del propio juego, pues al fin y al cabo es tu in-saqueable objeto de expresión y medio de autoconstrucción…lo demás, pamplinas del que nunca supo darle a la pelota.

¡Corre!, déjate ya de una vez la playstation, avisa a tus amigos y monta una improvisada pachanga…revelaos contra la norma y que no os importe romper algún que otro cristal… ¡disfrutar mientras os dejen!! En el juego, queda prohibido prohibir!!..

no Acuérdate de salvar al Fútbol!!

Y a ti, querido e incondicional lector, espero no haberte provocado ninguna embolia emocional, pues aunque soy consciente de que lo etéreo y utópico de mis palabras podría llegar a obstruir tus circuitos neuronales futbolísticos, has de entender que el objetivo de esta “imaginaria” carta no es otro que reivindicar la esencia, el aroma verdadero de nuestro admirado deporte, y no atacar gratuitamente la labor de tantos (y entre ellos me incluyo) que intentamos facilitar de algún modo el proceso de mejora de nuestros jugadores.

 

Un fuerte abrazo amigos!!!

 

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